lunes, 15 de octubre de 2007

Domótica y robótica

Una de las mayores aspiraciones de las personas discapacitadas es poder valerse plenamente por sí mismas, es decir, realizar todas las tareas domésticas que el resto hace casi sin darse cuenta y que implican una gran dificultad para quienes tienen algún impedimento. Los avances de la tecnología asistiva cada vez producen desarrollos que tienden a que esa aspiración pueda cumplirse. Así, la robótica y la domótica, a través de prótesis, órtesis y hábitats inteligentes ponen a disposición de quienes puedan pagarlos (al menos por ahora) una serie de dispositivos, algunos de los cuales son brevemente reseñados.


Cuando se habla de domótica y robótica, inmediatamente tendemos a asociar estas palabras con la ciencia ficción, es decir, con lo que normalmente se suele pensar que es la imaginación más o menos delirante de algún escritor, como, por citar a algunos, Bradbury, Sturgeon y Asimov.
Sin embargo, estos términos aluden a ayudas de tipo electrónico y/o mecánico para la realización de tareas, en general, que se utilizan por ejemplo en la industria automotriz, en la electrónica y en una larga serie de industrias para realizar tareas codificadas en secuencias, tales como el montaje de automóviles, la producción de circuitos integrados, etc., y a la posibilidad de incorporar elementos informáticos y tecnológicos a los hogares.
El temor atávico del reemplazo del hombre por máquinas parte de la Revolución Industrial, y no es del todo infundado. De hecho, las horas-hombre que se necesitaban para producir un tejido, por dar un ejemplo, antes y después de la implementación de medios mecánicos caen cada vez más, según los desarrollos que la técnica va realizando día a día. Las grandes industrias, con sus tecnologías de punta, necesitan mucho menos personal para la elaboración de sus productos que las medianas y las pequeñas, que suelen contar con una aparatología no tan avanzada y medios de producción más “humanos”.
También es cierto que la robótica ha contribuido a hacer menos penosa la situación de los trabajadores al realizar las máquinas las labores más tediosas, peligrosas y contaminantes, fuentes de discapacidad y muerte.
La aplicación de estas disciplinas a la discapacidad resulta una manera cada vez más eficaz de paliar los déficits orgánicos, de movilidad y por amputaciones, por medio de prótesis que suplen las funciones perdidas o las dificultades y entornos que pueden ser comandados por medio de un centro de control que permita ordenar y realizar tareas de otro modo imposibles de llevar a cabo.
Solemos pensar a los robots como los de “La guerra de las galaxias”, con formas antropomórficas y un cierto grado de inteligencia. Por ahora, según las noticias que llegan de todo el mundo, lejos de poder tomar decisiones, los robots “inteligentes” no hacen más que desplazarse sin chocar contra obstáculos, entonar canciones a pedido, realizar tareas repetitivas y otra serie de proezas de similar entidad.

Robótica y discapacidad
La evolución de las prótesis y de las órtesis ha acompañado el desarrollo tecnológico de otros campos. De la vieja imagen del pirata con pata de palo, pasando por las piernas ortopédicas rígidas, hemos llegado a las actuales, que permiten movimientos muy similares a los reales. Lo mismo ocurre con los miembros superiores.
Touch Bionics, una empresa escocesa, ha presentado una mano biónica completamente funcional, que puede ser controlada por la mente y los músculos de la persona. El dispositivo recoge las señales eléctricas que generan los músculos, llamadas mioeléctricas, por medio de electrodos colocados sobre la piel, que son procesados para que la mano se mueva. El sistema ha sido probado con varios soldados norteamericanos que perdieron sus miembros en la incursión a Irak, con excelentes resultados. El único requisito es que el usuario aprenda a enviar las señales pertinentes a su mano mecánica, lo que lleva un tiempo de entrenamiento. La prótesis es capaz de reproducir la mayor parte de los movimientos que realiza una de carne y hueso, incluida la motricidad fina.
El aparato se llama I-Limb Hand y tiene un costo de 18.000 dólares. También hay un desarrollo similar en Japón.
Siguiendo con la biónica, en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, EE.UU., se halla en plena investigación un ojo electrónico que permitiría la recuperación de la vista a algunos pacientes ciegos.
Como es sabido, el ojo humano transforma las señales luminosas en impulsos eléctricos que el cerebro se encarga de decodificar. Las células oculares son las que realizan el pasaje lumínico. Algunas personas pierden paulatinamente la visión por distintos problemas relacionados con estas células, mientras que las conexiones al cerebro por medio del nervio óptico se hallan en perfecto estado.
Aun en etapa experimental, este dispositivo consta de un chip y una minicámara de video, que reemplazaría la función de las células del ojo dañadas y estimularía las que todavía conservan sus funciones.
Recién comienzan los experimentos y se cree que en los inicios la visión no será tan nítida como la natural, aunque sí lo suficiente como para reconocer formas de objetos y rostros, pero no se descarta que la información que se vaya recogiendo sirva para perfeccionar el ojo biónico. Algunos pronostican que el tiempo que puede llevar al cerebro reconocer las imágenes enviadas puede ser muy largo para algunas personas y que requerirá un entrenamiento intensivo de quienes lo porten.
Las sillas de ruedas son una de las ayudas con que los discapacitados motrices cuentan a la hora de desplazarse. Ellas también han mutado con el tiempo y en la actualidad las hay muy sofisticadas, ligeras, con motor, etc.
Un grupo de investigadores de la Universidad Hispalense de Sevilla, España, que forman el grupo “Robótica y Tecnología de Computadores Aplicada a la Rehabilitación” dependiente de la Escuela Superior Técnica de Ingeniería Informática se basaron el en concepto de “Inteligencia Ambiental” para incorporar un navegador a estos vehículos.
Parten de crear espacios en los cuales los usuarios interactúan con los sistemas presentes en el entorno a partir de sensores, sistemas de vigilancia y de comunicación, sobre todo en los denominados edificios inteligentes.
Esta silla capta las señales ambientales producidas por los aparatos existentes en el ambiente por medio de una computadora y las transmite a una pantalla, en la cual la persona recibirá distintos tipos de información, como, por ejemplo, si un ascensor está fuera de servicio, si el pasillo está obstruido o si la puerta por la que intenta pasar es demasiado estrecha.
Por supuesto que quien controla la circulación es el ser humano, pero el “navegador” le informará sobre los peligros o problemas con que puede encontrarse con tiempo suficiente como para tomar la decisión correcta sin sobresaltos.

Domótica para discapacitados
La palabra “domótica” es una mixtura de domus (en latín, “casa”) y robótica (del checo robota = eclavo). Consiste en la integración al hábitat humano de elementos tecnológicos asociados con la computación, la electrónica y la mecánica, agrupados en forma sistemática.
Asociada con lo que se concibe como vivienda inteligente, la domótica fue concebida como una manera de tener un control total sobre el ambiente hogareño o de trabajo y el súmmum del confort.
Así, por medio de un simple comando de voz o a través de un panel, de un control remoto o algún aparato similar, el habitante de ese lugar puede prender o apagar la luz, variar su intensidad, subir y bajar persianas, abrir y cerrar puertas, manejar todos los aparatos, regular la temperatura del ambiente. También los sensores ubicados en puntos estratégicos permiten detectar fugas de gas, prevenir sobre robos por medio de alarmas, activar luces de emergencia en caso de corte de suministro eléctrico, etc.
Realmente, el uso de este sistema en todas las viviendas y en los ámbitos laborales y de esparcimiento parece ser más una invocación al sedentarismo, mal típico de nuestra época, que una mejora sustancial de la calidad de vida.
Sin embargo, todo ello aplicado al hábitat de un discapacitado, puede proveerlo de una autonomía casi total, aun cuando sus movimientos sean muy reducidos. Inclusive hay sensores de caídas que alertan a vecinos o allegados cuando alguien que no puede incorporarse por sus medios se cae; camas que ayudan a levantarse a los que tienen dificultades; baños cuyas instalaciones se activan por voz, presión o mínimos movimientos, etc.

Final
De las 2.176.123 personas que detectó la Encuesta Nacional de Personas con Discapacidad, llevada a cabo entre 2002 y el primer semestre de 2003, 674.164 padecían una discapacidad motora, 170.163 de las cuales implicaban a los miembros inferiores y superiores. 314.423 padecían problemas de visión. Es decir que casi 1.000.000 de personas podrían beneficiarse con los productos de la domótica y la robótica para mejorar su calidad de vida sólo en nuestro país.
El problema es que los costos de estos aparatos son prohibitivos. De hecho, la mayoría de los desarrollos sólo se ofrecen a sectores de la población de altísimos ingresos, aunque existen alternativas que, aunque no sean tan espectaculares, cumplen el cometido de suplir las deficiencias. El Instituto Nacional de Tecnología Industrial, por ejemplo, con la concurrencia de 100 escuelas técnicas de todo el país, acaba de lanzar un proyecto de fabricación personalizada de aparatos no tan vistosos ni sofisticados a bajo costo; incluso en una segunda etapa se planea fabricar miembros ortopédicos.
De todas maneras, sabemos que los productos de la tecnología tienden a bajar sus precios en la medida en que su producción se hace masiva.
Quizás en un futuro no muy lejano sean accesibles para todos y tal vez las obras sociales, las prepagas o el mismo Estado se hagan cargo del total o de parte del costo de estas herramientas fundamentales para mejorar la calidad de vida y la autonomía de los discapacitados, aunque si la domótica y la robótica han dejado de serlo, lograr que estas instituciones inviertan en ello parece el nuevo tema de la ciencia ficción.

Estudiantes desarrollan sitio web para personas con discapacidad

En la Universidad de la Plata, un grupo de jóvenes diseñadores piensan cómo reducir la brecha digital y que cada vez más personas con discapacidad puedan acceder a las nuevas tecnologías informáticas.


La cátedra Diseño centrado en el usuario se encuentra trabajando para que más gente acceda a las nuevas tecnologías de la comunicación y a través de herramientas alternativas lograron que la página Web de la Facultad pueda ser utilizada por personas con discapacidad.
Según Ivana Harari, especialista en accesibilidad y profesora de Diseño centrado en el usuario, de dicha Universidad, mucha gente queda marginada de las tecnologías y la accesibilidad está muy relacionada con esa brecha digital.
Para cambiar esta situación es que desde dicha cátedra se trabaja y desarrolla considerando todas las condiciones de los usuarios. Los productos allí diseñados deberán funcionar bien con diferentes conexiones, distintos tipos de monitores, inclusive blanco y negro y con diferentes adaptaciones informáticas como lectores de pantalla, teclados especiales o magnificadores de pantalla.
Harari asegura que todo desarrollador debería tener en cuenta y respetar los estándares internacionales de accesibilidad y calidad de uso, con mecanismos que minimicen la complejidad de llevar a cabo estos emprendimientos.
Para trabajar desde la empatía y desde su propia experiencia, los diseñadores, antes de renovar el sitio, se pusieron a prueba actuando como si fueran personas con discapacidad, con escasos recursos tecnológicos, que simplemente quieren llevar a cabo tareas elementales.
A través del sitio, los estudiantes o futuros estudiantes con discapacidad podrán acceder a la Secretaría de Extensión, a los postgrados, a la biblioteca, a los laboratorios de investigación, etc. Incluso, podrán realizar inscripciones a materias, exámenes finales y consultar información curricular. El curso de ingreso, como algunos cursos de postgrado, puede realizarse en modalidad no presencial, por lo cual el sitio constituye para el alumno el vínculo más importante que tienen con la Facultad.
Web: www.info.unlp.edu.ar

Audiodescripción para estudiantes con discapacidad visual

Audiodescripción para estudiantes con discapacidad visual
La audiodescripción es un sistema de traducción mediante la palabra, que permite a las personas que no ven percibir aquello que escapa a sus posibilidades, es decir, dibujos, diapositivas, películas, programas de televisión, obras de teatro, etc. La Universidad de Granada, en España, brinda a sus estudiantes esta forma de apreciar aquello que no ven en los cursos que siguen en las aulas, lo que los ayuda a una comprensión más completa de las clases. Ello forma parte del principio de accesibilidad y diseño para todos, que ha prendido con fuerza en la sociedad española.


La prestigiosa Universidad de Granada, España, puso en marcha un sistema que permitirá a los alumnos con discapacidad visual seguir las clases en idénticas condiciones que sus compañeros, cuando se utilizan imágenes para ejemplificar.
Se trata de una nueva modalidad de traducción, desarrollada por investigadores del Departamento de Traducción e interpretación, que lleva el nombre de “Aula de Investigación del Texto Multimedia II. Una aplicación transversal de la audiodescripción”.
Como indica su denominación, se trata de que un profesional describa las imágenes que se presentan en forma de transparencias, diapositivas, dibujos, videos y hasta los propios gestos y señalamientos que realiza el expositor. La representación del traductor incluye la narración, pero también elementos táctiles, que permitan al estudiante con déficit visual recrear aquello que no puede ver y que hasta ahora se perdía.
María Quereda Herrera, una de las investigadoras que trabajó en este proyecto, señaló que las experiencias que se hicieron en el área de Anatomía fueron tan exitosas que ahora se extenderá al resto de las materias, para que esté a disposición de los más de treinta estudiantes de esa condición que concurren a los claustros granadinos. La expectativa es que se adopte en otros ámbitos de la enseñanza.
Asimismo, están trabajando en la realización de apuntes autodescriptos, para que puedan ser consultados, tal como hacen los demás alumnos.
Esta investigación se llevó a cabo en el marco del principio de accesibilidad y diseño para todos que tiene una excelente acogida en España, y surge como respuesta a la falta de estudios e investigaciones que se ocupen, a ese respecto, de los disminuidos visuales.
En efecto, la accesibilidad universal a los medios de comunicación se vale de subtitulados o de lenguaje de señas para hipoacúsicos y sordos, mientras que no existía algo equivalente para ciegos y personas con escasa visión.
El sistema se presentó pocos días atrás, e incluyó como temas y actividades la proyección de una película con audiodescripción, cómo realizarla prácticamente, cómo interpretarla desde la entonación, la focalización de la descripción y su proceso cognitivo, posibles aplicaciones en otros ámbitos, entre muchos otros.
Señalan sus creadores que la audiodescripción requiere de un alto grado de profesionalismo, puesto que requiere una correcta labor de traducción, en la cual tiene que estar presente un estricto manejo de la síntesis, que permita entender sin superponerse con el audio principal, además de ser precisa y descriptiva.
El curso, que contó con la financiación de la propia Universidad y del Ministerio de Educación y Ciencia de España, es dictado por miembros de la comunidad universitaria, profesionales del área de accesibilidad en los medios y con audiodescriptores profesionales como Antonio Vázquez, de Aristia, una empresa que desde hace trece años se dedica a realizar la audiodescripción de largometrajes, cortos, series y teatros con apoyo de la Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE).
Actualmente, la audiodescripción está presente en algunas salas de cine en Francia e Inglaterra y unos pocos canales de televisión franceses y alemanes tienen esa opción. En Argentina, la película “…Al fin, el mar” (coproducción con Cuba, 2003) fue la primera en Latinoamérica en utilizar este sistema. La novedad que propone la Universidad de Granada es que inaugura esta forma en educación.

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