El aburrimiento es necesario para el desarrollo del cerebro
Entevista a David Bueno –
Investigador, divulgador científico y profesor de genética en la Universidad de
Barcelona
Los
estudios y la investigación en neurociencia, ¿se aprovechan lo suficiente? ¿Se
ponen en práctica?
Yo creo que no, pero por el simple hecho de que son estudios muy recientes.
Generalmente cualquier descubrimiento científico tarda unos años en tener
implicaciones en la vida real. Lo que hemos descubierto hasta ahora desde la
disciplina de la neurociencia lleva entre diez y quince años a la luz, por lo
que sería preocupante que a partir de ahora no empezara a influir.
¿Qué
influencia más inmediata cree que pueden tener estos estudios?
Pues, como todo el mundo pensará, deben tener implicaciones en la manera de
educar a los alumnos, pero sobretodo, y yo creo que es lo más importante, en
cómo se forman los profesionales de la educación. Ellos serán los primeros que
aplicarán los cambios.
¿Sobre
qué tenemos más campo por recorrer?
Una de las primeras cosas, de la que tenemos un aval científico sólido y que
deberíamos aplicar desde ya, es la necesaria combinación de elementos
racionales y emocionales en la educación.
Pero
esto es algo que en algunos ámbitos ya se hace, ¿no?
Por supuesto. Muchas de las cosas que aportará la neurociencia a la educación
no son cosas novedosas, sino la reafirmación de que ciertas prácticas que ya se
están llevando a cabo tienen resultados positivos científicamente demostrados.
¿Nos
puede poner algún ejemplo?
¡Claro! Se trata de combinar aprendizajes que sean racionales con estrategias
que sean emocionales. A lo largo del tiempo hemos visto cómo cualquier proceso
que requiera la memoria funciona mucho mejor si detrás hay componentes
emocionales. A veces intentamos aprender procesos biológicos, listados de reyes
u obras literarias, y lo hacemos de forma muy racional. En realidad, lo que
resulta más útil para que quede grabado en la memoria a largo plazo son las
emociones.
Los niños y niñas reciben una
cantidad abrumadora de estímulos a diario. ¿Cómo afecta esto a su cerebro?
¡Depende de cada niño! Los cerebros no son todos iguales ni parten de una misma
base. Hay personas que se estresan con más facilidad y hay otras que no. Hay
personas que son más racionales que otras y personas que gestionan mejor las
emociones que otras. Esto también significa que hay cerebros capaces de
gestionar una mayor cantidad de información y otros que no.
¿Nuestras
cabezas tienen un límite?
Nuestros cerebros son capaces de albergar mucha más información de la que jamás
tendremos. El problema no es ese, es una cuestión de estrés. El problema del
exceso de información es que si tenemos la percepción de tener más información
de la que querríamos o de la que nos hace falta, el cerebro se estresa. Hay una
serie de mecanismos biológicos que activan un conjunto de hormonas que nos
generan estrés.
¿Por
qué generamos este estrés?
El estrés sirve para defendernos de situaciones que consideramos que son
amenazadoras. Por tanto, las personas que se estresan por un exceso de información
se defienden de una situación amenazadora, que es justo lo contrario de lo que
debería ser la educación. Una de las consecuencias de este estrés es que
desregula la redes neuronales de procesamiento más racional y las funciones
cognitivas más complejas. Esto juega en contra de lo que es el autocontrol de
los procesos de aprendizaje.
¿Y
qué debe hacer el profesional de la educación en estos casos?
El papel del educador es clave. Los profesores deben, en la medida de lo
posible, ofrecer el máximo de información sin cruzar las fronteras de los
alumnos que se estresan con más facilidad. No es una tarea fácil.
¿Los
niños de hoy en día están hiperestimulados?
Depende de cada niño también. Para que se desarrolle el cerebro, el niño
necesita aburrirse. No necesita estar todo el rato aburrido, por supuesto,
necesita hacer actividades interesantes, cosas que le gustan y que le
estimulen. Pero necesita momentos diarios de no saber qué hacer, estos momentos
son los que hacen que el cerebro busque estrategias para hacer cosas.
¿Desarrollan
así su creatividad?
Sí, entre otras muchas cosas. Hay experimentos recientes que demuestran que
niños que han tenido buenos ratos de aburrimiento, de adultos han sido capaces
de tomar decisiones de forma más eficiente. Como aburrirse no gusta a nadie,
las personas se montan estrategias para hacer cosas, y hacer cosas implica
tomar decisiones. Un niño al que se lo dan todo hecho, poco poder de decisión
desarrollará: salen de clase y van a baloncesto, después a inglés, llegan a
casa y deben hacer deberes, se duchan, cenan y a la cama.
Pese
a esto, muchos padres y también profesores piensan que si no estimulan a sus
hijos con extras como los idiomas o actividades artísticas no desarrollarán
todas las competencias que creen que son claves para su futuro profesional.
Pero es que vivimos instalados en la sociedad de la competitividad. Tenemos
miedo de que nuestros hijos no sean suficientemente competitivos con los otros
niños. Depende mucho del objetivo que creamos que tiene la educación.
Deberíamos
preguntarnos para qué sirve la educación, entonces.
Exacto. Para mí la educación ha de servir para ayudar a nuestros hijos a crecer
con dignidad. Y la dignidad incluye compartir decisiones, tomar las propias y
asumir las de terceros. Si tú no sabes tomar tus propias decisiones, no
asumirás las de los demás como algo compartido. Para crecer con dignidad hacen
falta muchas cosas, pero entre ellas: aburrirse, jugar, organizarse los propios
juegos, etc.
Es
que ya no les dejamos ni decidir a qué jugar…
Los niños que se quedan a comer en el colegio, tienen, en la mayoría de
centros, pautados los juegos de la hora del recreo. Esto no puede ser así… Ya
aprenderán a hacer cosas por ellos mismos, pero debemos darles la oportunidad
de hacerlo.
¿Por
qué cree que a los adultos les da miedo que los niños se aburran?
Cuando los adultos nos aburrimos pensamos, sobretodo en nosotros mismos, nos
psicoanalizamos. La neurociencia demuestra que las personas que dedican un rato
a autoanalizarse, lo que se llama meditación, y no en el sentido esotérico de
la palabra, favorecen determinadas conexiones neuronales que refuerzan algunas
partes del cerebro como la empatía, la creatividad, etc.
¿Por
qué hay niños que aprenden más rápido que otros?
Hay una parte que es genética. Todos tenemos el mismo tipo de genes, pero hay
diversas variedades de cada uno de ellos. Algunos controlan cómo se conectan
las neuronas, otros cómo se envían las señales, cómo crecen las neuronas, etc.
Depende de la variedad de cada gen, algunos se desarrollan de una forma y otros
de otra. Hay personas que tienen mejor conectada el área de la creatividad y
otras la memoria.
¿Y
la otra parte?
La de la educación, pero en un sentido amplio. No hablamos solo de la educación
reglada. La educación empieza antes del nacimiento. El feto ya interacciona con
el ambiente. Una persona que crece en un entorno relajado, tendrá una serie de
conexiones que harán que tenga más estabilidad. Una persona que crece en un
entorno crispado, para protegerse, se formará con unas conexiones que harán que
sea más reactivo desde el punto de vista emocional. Será más impulsivo y menos
racional. A las personas impulsivas siempre les cuesta más aprender que a los
reflexivos. Las personas nacemos con un cerebro predispuesto, pero no
determinado.
Cuando
hablamos de la educación reglada y de los ritmos de cada individuo, ¿qué cree
que es más correcto: dejar que el niño siga su propio ritmo o estimularlo para
favorecer ese aprendizaje?
Cada alumno debería ir a su ritmo, su cerebro debería poder madurar a su
tiempo. Pero esto no quita que no se le pueda ir estimulando, siempre y cuando
no se pase de la frontera que marca su propio desarrollo. Si no estimulas, hay
personas que, por su naturaleza, son muy tranquilas, y si no aprenden algo les
da absolutamente lo mismo. Hay otros que necesitan aprender cosas nuevas
constantemente. Si no estimulas, te arriesgas a que el cerebro madure sin haber
adquirido determinados conocimientos.
La
neurociencia explica que hay determinados períodos de edad que son más óptimos
para aprender determinados conocimientos. Pasado este margen de edad, ¿es más
difícil o es imposible adquirir ese conocimiento?
Imposible no lo es nunca. Si fuera imposible, los que nacimos cuando no había
ordenadores ahora seríamos incapaces de hacerlos funcionar. Somos la única
especie que siempre podemos aprender cosas nuevas. Los chimpancés, que también
tienen capacidad de aprendizaje, solo pueden hacerlo durante su infancia.
¿Qué
sucede en nuestro cerebro para que haya estos períodos de receptividad?
El cerebro está programado para abrir ventanas en determinados momentos de la
vida. Una de las primeras que se abre es la de la sociabilidad. Lo primero que
hace un bebé es socializar con su entorno. Después se abren otras ventanas: la
motora, la del lenguaje, etc.
En
la socialización juegan un papel importante las emociones, ¿no?
Por supuesto. Uno de los elementos más poderosos de cohesión social es la
emoción. Los políticos apelan a las emociones, no a la racionalidad. La
capacidad de vivir en sociedad es un gran estimulador para aprender cosas
nuevas. La mejor recompensa de un niño no es decirle “iremos de excursión el
fin de semana”, es la mirada de aprobación del profesor, o el hecho de ver que
sus amigos están de acuerdo con él. Esto refuerza el aprendizaje, la motivación
es imprescindible.
¿Y
por qué olvidamos muchas de las cosas que aprendemos cuando somos pequeños?
La memoria está ligada a un patrón de activación de muchas neuronas diferentes.
Cuantas más neuronas se nos activan cuando aprendemos algo nuevo, más facilidad
tenemos para recordarlo después. Más profundo es el recuerdo del aprendizaje.
¿Y
cómo podemos activar más neuronas durante el aprendizaje?
Hay un trabajo reciente muy interesante en el ámbito del estudio de las
matemáticas, que es una de las asignaturas que da más miedo. Se ha visto que
los profesores que explican matemáticas gesticulando mucho obtienen mejores
resultados. Cuando los alumnos recuperan esa información de su cerebro, se les
activan muchas más neuronas, entre ellas las del movimiento. Recuerdan mejor lo
aprendido y además lo saben aplicar con más facilidad.
Fuente:
blog.thiching.com